2009. december 26., szombat

Porque la vida no sólo se trata de trabajar (o bien “Mediterrán estike”)


Al mencionar una residencia especial todo el mundo piensa en pequenos genios que no paran de estudiar, no salen de su habitación y si por alguna razón los hacen pues están en la biblioteca o en el laboratorio haciendo experimentos.
Queridos amigos, tengo que desenganaros.
Todos los jueves, como un método de relajarse o hacer pausa para la mente nos bajamos cientos de escaleras hasta el sótano donde se encuentra una sala, un bar, una taverna (llamadlo como queráis). Por las noches de los jueves todo el mundo tiene la posibilidad de conocerse mejor y a pesar de intercambiar conocimientos divertirse también. Fiesta de la música de los anos 60, de las mejores cervezas y con diferentes bandas... etc.
Una razón para organizar la fiesta mediterranea fue esta “jornada”. Otra razón por la que pensamos en ella fue nuestra presentación. Presentar el taller espanol que va cumpliendo su primer semestre. Nos resultó muy importante hacer consciente para todos nuestros companeros que viven en la residencia de la existencia de este taller. Charlando en la cocina o en el pasillo para muchos no estaba claro en qué consistía nuestro trabajo, así que decidimos unir “lo agradable con lo útil”.
Lo primero que a Edina y a mí se nos ocurrió fue hacer algo extrano, algo que “no estaba en el mapa”. Queríamos una fiesta que no sólo se tratara de beber y bailar sino algo que diera un poco de conocimiento de la cultura espanola también.
¿Cómo hacerlo? Cocinando. ¿Y cuál es la comida la que se puede preparar en poco tiempo? La tortilla por supuesto. Además unas cremas de atún, postres y para beber la famosa sangría.
Un poco de decoración (la bandera roja-amarilla-roja y carteles), música latina y ya podría empezar la fiesta.
Hasta esperar que todos llegaran “conquistamos” la mesa de futbolín y el juego a veces se transformó en verdadera lucha (temiendo un poco de suspender en el primer examen jugando contra mis profes).
Cuando ya todos bajaron después de haber terminado las últimas clases también (naturalmente para ellos ya no se quedó nada de la comida) les agrupamos en grupos de 4 personas para jugar un poco entrenando sus mente. Averiguar lo que saben de Espana a través de un quiz. Reconocer fotos, imagenes, edificios importantes, personas famosas y adivinar algunas adivinanzas.
Sé que por la noche después de un día largo y lleno de clases la gente ya no piensa en estudiar más, pero (lo digo sinceramente y sin exageración alguna) al final todo resultó super divertido. De postre los ganadores recibieron sus premios merecidos también.
Al terminar el juego vino el divertimiento esperado que duró hasta las tantas dependiendo de cada uno.
¿Y que nosotras como organizadores hasta cuando bailamos, charlamos y nos divertimos?
Pues sea suficiente que ya vimos los primeros rayos del Sol.
¿Y si será segunda ocasión? Naturalmente. Con mucho baile (flamenco), mucha música y mucho divertimiento. Ya la esperáis tanto como yo, ¿a que sí?

2009. december 22., kedd

Las guerras como las vió él


Las guerras como las vió él

Una cámara y la capacidad de ver las cosas desde un punto de vista propio (tanto en el sentido físico, de encontrar la mejor postura; como en el sentimental, tener las agallas y documentar los acontecimientos de forma perfecta captando instantes tan efímeros como la expresión momentánea de un rostro), fueron las únicas cosas, con las que Robert Capa contó para mostrar a todo el mundo lo que pasó durante las guerras.
Cinco guerras (la Guerra Civil española, la invasión japonesa en tierra china, la Segunda Guerra Mundial, el conflicto árabe-israeli y la guerra en Indochina), un auténtico arsenal de fotografías y una vida muy variada caracterizan a este fotógrafo.

Friedmann Endre nació en 1913 en Budapest en el seno de una familia de sastres. Durante sus estudios del instituto salió a Berlin y empezó a hacer fotografías y trabajar como fotógrafo en un agencia fotográfica. Su origen determinó su situación y estancia en Alemania, y por el peligro y la persecución que en los años 30 asediaron a los judíos decidió regresar. Pero en aquel entonces tampoco se quedó mucho tiempo en Hungría y abandonó el país para siempre. En un nuevo entorno, en París donde la vida cultural estaba en plena efervescencia encontró su “casa”. Los personajes que destacaron en su nueva época fueron Henri Cartier-Bresson, David “ Chim” Symin y sobre todo Gerta Pohorylle (Gerda Taro). Cartier-Bresson y Chim, los compañeros y amigos con quienes fundó el Centro Internacional de Fotografía (International Center of Photography). Así conoció a Gerda Taro, una joven polaca nacida en Alemania que había huido a París por razones similares y trabajó para la agencia también. Les unió la fotografía y el enorme y profundo amor que sentían el uno por el otro.
Empezar a hacer fotos no resultó muy difícil para Capa, venderlas ya era otra historia. Para conseguir más dinero sabía que necesitaba un nombre vibrante y llamativo. De la palabra húngara “cápa” (tiburón) y por la admiración que sentía por el famoso director de cine americano Frank Capra inventó el seudónimo Robert Capa. Unos años después, al estallar la Guerra Civil española decidió viajar con Gerda y trabajar en el centro del campo de la guerra que resultó el primer paso en cuanto a las informaciones del frente. Allí hizo su foto más famosa, la muerte del miliciano. Una foto que causó mucha polémica, muchos críticos dudaron de la espontaneidad de la postura y que fuera Capa quién la sacó. Los negativos están en mano de su hermano que hoy en día guarda y cuida la herencia y la leyenda nunca será resuelta. Otra foto muy famosa es el ataque aéreo de Bilbao, una madre, paseando por las calles cogiendo la mano de su hija de unos 5 años, mirando hacia el cielo y avivando el paso.
El acontecimiento más radical y triste para Capa fue la muerte de Gerda. Según las noticias fue un accidente pero muchos lo consideran como un atentado. Después de la perdida de su novia Capa nunca llegó a tener una relación tan estrecha con una mujer.
La segunda misión tuvo lugar en Europa, el paso más importante fue el desembarco de Normandia (llamado día D) el 6 de junio de 1944. Capa salió con los primeros soldados en plena madrugada, pasó 90 minutos en el agua glacial e intentó sacar el máximo número de fotos posibles, hecho que le resultó muy difícil con las manos temblorosas y las balas rodeándole. Al llegar a tierra firme mandó los negativos al periódico Life, pero durante el revelado su asistente tuvo mucha curiosidad y no esperó suficiente tiempo, arruinando así la mayoría de las fotos. Las únicas que salieron servibles fueron tan sólo unas pocas. Las conocemos por la famosa película americana “Salvar al soldado Ryan”. El director Steven Spielberg consiguió reconstruir la ambientación gracias a las obras maestras de Capa.

Al terminar la guerra Capa decidió terminar el trabajo en el “campo de batalla” y dedicó su tiempo a su agencia, cooperó con algunos directores de cine americanos pero nunca se sintió satisfecho. En 1954, como última entrada en acción salió a Indochina a documentar la intervención francesa. Un día, mientras exploraba en un campo de minas, pisó una y resultó herido de muerte.

Robert Capa fue un innovador en cuanto a la fotografía no sólo militar sino diaria. Sus fotografías son realistas, muestran que Capa vivió en la historia, no temió actuar, participar por conseguir lo que quería, se sintió cercano a las figuras fotografiadas (figuras que representan diferentes destinos), por eso son tan perfectas y cuentan de forma auténtica y sinceralos hechos históricos. A través de su obra podemos conocer una persona llena de energía y ganas de vivir y trabajar.

Al Museo Ludwig llegaron 985 fotos que muestran los frentes de guerra, amigos y personajes famosos. La exposición rinde homenaje a un fotógrafo (podríamos estar muy orgullosos de tener un conpatriota tan impresionante, aunque Capa no se consideró muy húngaro y nunca regresó a vivir a Hungría) que adelantó su época y sirvió como un modelo para su posterioridad. Recomiendo fervientemente un acercamiento a su obra, no sólo a los que están interesados en la fotografía sino a todos que tienen un poco de afinidad con la belleza, el misterio y la genialidad cultural y personal.