2010. február 18., csütörtök

Un mundo mágico (primer acercamiento a Rayuela) capítulo 2.


Podemos decir sin ningún exageración que Rayuela es un punto de partida de la literatura de la segunda mitad del siglo XX. ¿Pero por qué es tan importante? En una carta escrita por el amigo de Cortázar leemos: “¿De modo que se puede escribir así por uno de nosotros?”
La respuesta por Cortázar: “Créeme, no tiene ninguna importancia que haya sido yo el que escribiera así, quizá por primera vez. Lo único que importa es que estemos llegando a un tiempo americano en el que se pueda empezar a escribir así (o de otro modo, pero así, es decir con todo lo que tú connotas al subrayar la palabra).”
Menciona un dato también, la novela de Miguel Angel Asturias y la suya aparecieron en la lista de best-seller argentino, cuya importancia muestra un cambio: ya no sólo leen obras y traducciones europeas y norteamericanas sino empiezan a valorar a sus compatriotas. Mientras 20 an͂os antes de la edición de Rayuela, del libro de Borges vendieron 500 ejemplares, este número aumentó a 5000 en el caso de Cortázar. Un crítico mexicano escribió que “Rayuela era la declaración de independencia de la novela latinoamericana” .
Mencionan junto con el Ulisses de James Joyce, técnicas de construcción de novela muy parecidas, sin uno no se puede leer el otro y muestran un nuevo modo de lectura para el mundo. Los dos tratan de plantear las grandes preguntas existenciales de la Humanidad. No se trata de explicar el mundo, sino de hacer patente la necesidad que de encontrar la imposible explicación que tienen los hombres.

Siendo miembro del taller espan͂ol de Eötvös Collegium durante el primer semester acudí a diferentes charlas para conocer mejor la traducción de obras contemporáneas de la literatura espan͂ola e hispanoamericana. Gracias a una de ellas conocí profundamente la parte lingual de Rayuela.
Como todos los traductores Benyhe János también tuvo una tarea difícil. Traducir a una lengua totalmente diferente, crear el mismo estilo del autor, hacer sentir la dificultad y complejidad de su lengua e inventar juegos de palabras en húngaro se traduce en largas horas para los mejores también. Lo que dificultó la situación era la lengua argentina, las expresiones latinoamericanas y la literatura cortazariana que gozaba de creatividad, mezcla de lenguas (reales e inventadas), letras de tango o jazz por destacar sólo algunos.
El título de la novela Rayuela ya resulta un rompecabezas, conlleva un tipo de dialecto argentino y como en húngaro no tenemos tantas diferencias lo único que pudo inventar el traductor fue usar los dialectos de las regiones y pueblos húngaros. Así nació la versión húngara “sántaiskola”, de la región de Alsó-Tisza, Hódmezővásárhely (sinceramente para mí, la primera vez no dijo nada la palabra “sántaiskola”, en mi infancia lo llamamos “icka”) que en cambio del título de la antigua edición “ugróiskola” destaca mejor el hecho de tropezar, parar, avanzar dificultosamente.
Otro fenómeno cortazarino es la lengua gíglica, en húngaro glu-glu que usa La Maga y sólo Oliveira tiene el honor de conocerlo. El capítulo 68 es una obra maestra: “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes...” “Fönnakadt a nőbena páralég, alighog bözgetni kezdte a pickéjét a férfi, elkapta őket valami sodradat, valami vad tapaszkodás, fölcsigázott hakkanat...”
Describe el acto de amor de una manera tan misteriosa, tan íntima que el lector siente formar parte de este mundo artificial. La tarea del lector (no en vano aparece este capítulo entre los prescindibles) es averiguar el significado de las palabras claves y entender el juego cortazarino.
La burla al diccionario en el juego del Cementerio entre Horacio y Talita o el uso de las haches funcionan como ejercicios creativos para la mente del traductor.
Lo que requirió mucho esfuerzo, exactitud y sabiduría fue la composición y la estructura de las frases. Estilo muy característico de Cortázar. frases que parecen ser infinitas, llenas de juegos de palabras, expresiones de la lengua bohemia, textos de canciones y trozos en francés e inglés. Traducirlas y someterlas a la estructura húngara es lo que causó el mayor problema. No se pueden cortar en pequen͂os sintagmas porque así se perdería su esencia. Para conseguirlo Benyhe János utilizó un método que todos aprendemos (no sólo para traducir bien sino para hablar bien en húngaro también ) fue colocar la parte tónica antes del verbo.

Después de conocer la versión espan͂ola y húngara también rindo homenaje al el profesor Benyhe porque con su ayuda resultó tan divertida y amena esta novela que ahora me prometí a mí misma volver a leerla varias veces de diferentes maneras. Yo creo que con esto llega a su apogeo mi tarea también como lectora activa que puedo practicar hasta que quiera porque me anima la cita de Cortázar: “mi libro se puede leer como a uno le dé la gana”.

Un mundo mágico (primer acercamiento a Rayuela) capítulo1.


Hace tres an͂os, cuando tuve por primera vez Rayuela en mis manos y empezé a leerlo no entendí qué quería decir ni mostrarme. Tras haber “sufrido” durante 70 páginas devolví el libro a la biblioteca y me prometí a mí misma volver a encontrarme con él alguna otra vez en mi vida.
Han pasado 3 an͂os y en noviembre en el grupo espan͂ol tuve una charla con el traductor de la novela, Benyhe János. Cuando uno sabe que va a acudir a una charla se prepara. Busca información tanto sobre el autor y la novela como sobre el traductor.
A todos los que conocen el espan͂ol y un poco su cultura también les tiene que sonar el nombre de Julio Cortázar, el argentino al que mencionamos hablando del boom de la literatura hispanoamericana, listado que engrosan nombres como los de Borges, Cortázar, Marquez, Llosa, Fuentes. Nació en 1914 en Bruselas en el seno de una familia argentina, viajó mucho a lo largo de su vida, conoció otras culturas mientras se convertía en una de las figuras más importantes de la suya. Dos an͂os después de su muerte, en 1984 editaron una colección especial llamada Biblioteca Cortázar.
Benyhe János que además de haber sido profesor del departamento espan͂ol en la Universidad Eötvös Lóránd fue uno de los últimos alumnos (antes de volver a funcionarse) del Eötvös Collegium (residencia de la cual yo también soy alumna). Traductor de diferentes novelas en diferentes lenguas y miembro de la generación de los grandes profesores del siglo XX.
Francamente admito que para la charla no leí el libro, no sentí la conexión que siempre he necesitado para descubrir el mundo de una nueva novela. Charlando con el profesor Benyhe y escuchando sus experiencias con la novela se despertó mi interés y sentí que había llegado el tiempo que me había prometido.
Unos días después me entregé al placer de leer y viajar a otro mundo. A un mundo que fue creado hace cinco décadas, pero sigue gozando del mismo prestigio. Ya en la primera página se entera el lector de que acirica un libro misterioso y complejo. Se encuentra ante el Tablero de Dirección, en que el autor nos ofrece la posibilidad de elegir el modo de lectura. Avanzar siguiendo el orden de los números empezando en el 1 y terminando en el 56 y los tres asteriscos o seguir una ruta de descubrimiento y usar el orden dado por el autor. Haciendo un esfuerzo invencible opté por la segunda ya que no llevaba el sello de ser un lector hembra, termino creado por Cortázar. ¿Pero qué quiere decir este lector hembra? No piense nadie en discriminar a las mujeres o despreciar su capacidad o inteligencia. Hubiera podido llamarlo lector pasivo también. Un lector que sólo “se limita a leer y disfrutar la historia, dejándose llevar por el narrador”. Rayuela necesita un lector activo, alguien que no tenga miedo a participar siendo así coautor también. Es un juego cuyas reglas no estoy segura de que estén marcadas definitivamente. “Uno entra en el juego y arriesga la vida en él” . Pero no sólo existen estos dos tipos, dicen que es un libro que son muchos libros y cada vez que lo leamos, aprendemos algo nuevo.

Los primeros 56 capítulos narran la historia de Horacio, un argentino de 40 an͂os que se traslada a París. En el “lado de allá” paseamos por las calles de la capital francesa, entramos en pequen͂os bares y pisos oscuros escuchando las conversaciones infinitas del grupo cuyos miembros son unas “caricaturas de unos intelectuales que vagan por el mundo de la palabra, la lógica, la abstracción y la imagen” . Nos hacen pensar en las figuras bohemias que beben con͂ac o aguardiente, fuman innumerables Gauloise, escuchan música en vinilo y comparten su conocimiento y discuten durante horas y horas sin llegar a acuerdo alguno.
El “lado de acá” nos dirige a Buenos Aires, a tierra latino-americana, donde la única diferencia es la compan͂ía de Oliveira, pero las conversaciones y los juegos son los mismos.
Los otros capítulos forman parte del conjunto de los prescindibles que a pesar de su nombre tienen mucha importancia, para los que quieren ser lectores activos y encontrar lo llamado maravilloso. Lo maravillo en lo cotidiano es lo que más le interesaba y preocupaba a Cortázar. Lo maravillo es lo que busca Oliveira también durante la novela. Su visión también es como la maravillosa de la realidad.
El hecho de buscar es el argumento más importante de la historia. (Y adimitimos que todos estámos buscando algo en la vida.) El grupo bohemio se reune todas las noches y tras las conversaciones intenta encontrarlo. Encontrar algo que no pueden determinar, ni siquiera saben si existe lo que buscan o si lo van a descubrir. Oliveira sabe lo que está buscando, (pero en la novela nunca está escrito, nunca aparece explícito) cómo ser sabio. Hay dos maneras de serlo: desde la inocencia absoluta o desde la sabiduría total. La inocencia total que determina a La Maga (amor de Horacio, una mujer que no tiene miedo de preguntar si no entiende algo de lo abstracto e intelectual de las conversaciones, una mujer que deja de ser dirigida por sus intiuciones y caprichos) y la sabiduría total que “captura en obsesión” a Oliveira. Esto sigue en Buenos Aires también con Traveler y su pareja Talita, pero el posible final vuelve al principio y la busqueda sigue abierta. Lo único que queda claro es el mensaje de la novela: hay que seguir buscando porque sólo así podemos estar seguros de que estamos vivos.
Después de haber hablado de los personajes más importantes debemos mencionar uno más, el viejo escritor, Morelli que aparece de forma misteriosa en la novela. Primero encontramos textos escritos por él en el tercer grupo (capítulos prescindibles) donde se refleja al propio Cortázar y explica toda su teoría sobre la novela y su arquitectura también.

Esas, pues, son las fundamentales, capitales y filosóficas razones que me indujeren a edificar la obra sobre la base de partes sueltas –conceptuando la obra como una partícula de la obra– y tratando al hombre como una fusión de partes de cuerpo y partes de alma mientras a la Humanidad entera la trato como a un mezclado de partes.

Luego la figura se corporiza, un día paseando Oliveira ve un accidente, un coche atropella a un sen͂or viejo al que llevan al hospital. Lo sucedido no deja tranquilo a Horacio y junto con su amigo visita al sen͂or. Se descubre que el viejo es el famoso Morelli que está en París de incógnito y está muy agradecido de tener esta compan͂ía. Les encarga llevar a casa su manuscrito y ponerlo en orden. Así nuestros personajes se encuentran con su “mentor” mencionado y estudiado y se reunen en su piso para una charla. Cosa paradójica que en este auge intelectual Horacio se da de baja y el Club Serpiente se disuelve.
Morelli tiene importancia durante toda la novela, con sus textos crea un entorno científico-literario, pero el lector se siente aliviado al encontrarse con un tono tan familiar y amistoso.
El símbolo de la rayuela, juego de todos los nin͂os nos acompan͂a a lo largo del libro. Viendo ya la tapa del libro (tanto la edición original como la húngara) sentimos el viento precursor de un truco, de algo misterioso, pero nada infantil. Las casillas de 1 a 8 de la rayuela que termina en el cielo, símbolo del lugar donde encontramos lo maravilloso. El juego que aparece físicamente en el manicomio y el cielo adonde no sabemos si llega Oliveira o no.